MATEMÁTICAS VIVAS Y REALES.
“Tener competencia matemática
significa: poseer habilidad para comprender, juzgar, hacer y usar las
matemáticas en una variedad de contextos intra y extra matemáticos y
situaciones en las que las matemáticas juegan o pueden tener un protagonismo”
Niss, M. (1999, cit. González Mari, 2004),
Por competencia entendemos los saberes que un alumno pone en acción para dar respuestas pensadas, sentidas, efectivas y actualizadas a las demandas de un entorno complejo cambiante y contradictorio, en ocasiones, en el que se inscribe su vida, contemplando las implicaciones sociales y éticas que le suceden.
Si vamos más
allá y nos adentramos en el descubrimiento de las claves que nos ayuden a
comprender qué es eso que denominamos competencia matemática, podríamos definirla como
la habilidad para desarrollar y aplicar
el razonamiento matemático con la finalidad de resolver diferentes problemas en
situaciones cotidianas.
No obstante,
no solo nos limitaremos a los términos,
datos y procedimientos matemáticos, si no que la competencia matemática también
comporta la combinación creativa de esos elementos en respuesta a las
condiciones que se propongan en un contexto exterior.
Cualquier definición de competencia matemática plantea aplicar
las matemáticas en un contexto real, es decir, en el entorno natural, social y
cultural donde vivimos. Desde las matemáticas debemos educar para que las
personas puedan beneficiarse de la cultura matemática para actuar, lo mejor
posible, en este mundo real que es su mundo. Actuar a nivel personal, social y
profesional tanto en el presente inevitable como en el futuro previsible.
Nuestra tarea pasa por promocionar el uso funcional del
conocimiento matemático en situaciones propias del entorno natural, social y
cultural de los alumnos. Si la propuesta educativa plantea tomar la resolución
de problemas como motor de los procesos de enseñanza y aprendizaje, será preciso
combinar bien lo que son los referentes reales y lo que es poner en juego las
estrategias de resolución, pero sin disfrazar o camuflar problemas sino
buscando su autenticidad.
Veamos a continuación un ejemplo:
Competencia matemática en el super. |
Nos encontramos en el supermercado
y Eneko, que tiene 6 años decide que
quiere comprar mandarinas, las buscamos y a la hora de pesarlas tenemos que
marcar en la báscula el número 4.
En la báscula podemos
observar varios productos y debajo unos intervalos de números, por ejemplo, los
CÍTRICOS están comprendidos entre los número 1 y el 20, MANZANAS 21-40, PERAS
41-60, etc .
Eneko investiga y pregunta
si los cítricos son las mandarinas, ahí le explico que hay alimentos que se
clasifican atendiendo a diferentes familias y las mandarinas, las naranjas, los
limones y las limas son de la familia y género de los cítricos ,una vez que ya
ha quedado resuelto su “enigma” de los cítricos…sigue y busca en el apartado de
cítricos y encuentra que el número en cuestión, el 4, está entre el 1 y el 20, teclea y nos sale nuestra
etiqueta con el peso y el precio de nuestro producto.( El peso y el precio lo analizaremos en otra entrada)
Esta pequeña situación, nos
puede plantear reflexiones acerca de lo que ha sucedido en ese contexto. Observamos
que se ha puesto de manifiesto el
desarrollo de la competencia matemática, además de la competencia en
comunicación lingüística, conocimiento e interacción con el medio físico, autonomía
e iniciativa personal…
Podemos llegar a la conclusión que las matemáticas
están vivas y que a la hora de desarrollar las diferentes competencias debemos
tener presente contextos reales y cercanos a la realidad del niño en el que él
sea el protagonista y pueda experimentar, explorar diferentes soluciones, distinguir
causas, efectos, que se plantee preguntas, que tenga una actitud curiosa,
observadora y crítica de lo que le rodea, en definitiva que el niño sea EL
PROTAGONISTA DE SU APRENDIZAJE.
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